Diversionismo de oposición

Por Cristian Toranzo Fundichely (MCJD-ADO)

Hay delitos absurdos que promueven los países no-democráticos con dictaduras militares y otros sistemas políticos de corte totalitario y que, valga la redundancia, existen en esta Cuba nuestra. Desde principios de la declaración del carácter comunista de la revolución cubana por Fidel Castro, comenzaron a aparecer por acción propia a la reacción castrista, una serie de problemillas para la naciente dictadura. Uno de ellos fue más bien satírico, ya que criticaba en muchas de sus extensiones al régimen: el diversionismo ideológico.

Este delito a la razón humana, fue visto como un medio de hacer contrarrevolución y era altamente peligroso para la seguridad nacional. Pues ridiculizaba justamente esas cosas que propagaba el mismísimo Castro en su posición de semi-dios y que demostrado está, no se cumplieron ni se cumplirán jamás, tales como la zafra de los 10 millones, el país mas culto del mundo, la bahía de la Habana llena de leche, y locuras así. Pero no solo los ciudadanos más carismáticos se divertían, sino que hasta los mismos oficiales de la seguridad del estado crearon uno propio, el diversionismo de inteligencia, que se basa en disparar a la derecha para dar a la izquierda, buscando una reacción no propia de un individuo u organización, y no siempre son ciertos o verdades, o son verdades a medias. Además, es utilizado para enviar mensajes que, al ser comentados, crean una reacción en cadenas de intrigas y situaciones entre la familia y amigos del o de los involucrados.

Sin embargo, yo utilizo uno más sagaz: el diversionismo de oposición. Y este consiste también en tirar a la diestra para golpear a la izquierda. El objetivo es culpar a uno de lo que hace otro. Por ejemplo, al bodeguero lo podemos acusar sarcásticamente, en confianza por supuesto, de las 5 libras de arroz y 4 de azúcar racionadas y decirle que está matando de hambre al pueblo vendiéndole miseria. Es preferible que el tono sea irónico y delante de la mayor cantidad de personas posible.

Al final, el mensaje escondido llega a todos y nadie te puede acusar de diversionista ni contrarrevolucionario, pues no mencionas a los responsables pero todos saben quiénes son.

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